El sector financiero colombiano enfrenta un significativo aumento en la cartera vencida durante el primer bimestre de 2024, alcanzando un preocupante 26.4% en comparación con el año anterior. Los indicadores de marzo revelan una tasa de morosidad del 8.42% en crédito de consumo y 3.62% en crédito comercial, lo que evidencia un deterioro en la capacidad de pago de los clientes en dificultad.

Este incremento se atribuye a un contexto macroeconómico complejo, un crecimiento económico del país por debajo del 1% y aunque la inflación sigue en su senda bajista y la Junta Directiva del Banco de la República ha disminuido los tipos de interés aún hay efectos colaterales de una inflación elevada y unas tasas de interés del 13%, a esto se adiciona las restricciones normativas en la cobranza. A pesar de ello, las entidades financieras han demostrado resiliencia, manteniendo una solvencia del 16.6% gracias a su solidez patrimonial.

Para contrarrestar esta tendencia, el sector ha adoptado medidas proactivas, como la adaptación de procesos internos a la nueva normativa de cobranza, la recalibración de metas de colocación y la capacitación en técnicas de cobranza. Estas estrategias buscan mejorar la gestión de cobro, facilitar la normalización de las deudas y aliviar la carga de la morosidad, priorizando una comunicación respetuosa y efectiva con los clientes en dificultad.

En Colombia se ha identificado que los hombres mayores de 26 años y mujeres mayores de 40 años presentan las mayores tasas de morosidad, lo que ha impulsado la implementación de programas específicos para mejorar la gestión de cobro y la comunicación con estos segmentos de la población.

El sector financiero colombiano se muestra optimista respecto a un panorama más favorable en el segundo semestre de 2024, confiando en que las medidas implementadas y la recuperación económica gradual contribuirán a mitigar el deterioro de la cartera y a fortalecer la estabilidad del sistema financiero.