La regulación de la tasa de usura en Colombia, concebida como una medida de protección al consumidor frente a intereses excesivos, está generando efectos no deseados. En lugar de ampliar el acceso al crédito formal, su reducción está dejando por fuera a millones de colombianos del sistema financiero, empujándolos hacia mecanismos informales y riesgosos.

¿Qué es la tasa de usura y cómo se regula en Colombia?

La tasa de usura es el límite máximo legal que una entidad financiera puede cobrar por intereses en un crédito. En Colombia, este indicador es certificado mensualmente por la Superintendencia Financiera.

Para abril de 2025, esta entidad certificó una tasa de usura del 25,62% efectivo anual para créditos de consumo y ordinarios. Aunque representa un leve incremento frente al mes anterior, expertos advierten que este tipo de control puede seguir actuando como una barrera para la inclusión financiera.

El impacto de la tasa de usura en la inclusión financiera

Menor acceso al crédito formal

Cada punto porcentual que disminuye la tasa de usura endurece los requisitos para acceder a un crédito. Esto limita las oportunidades para al menos el 65% de los colombianos que buscan financiamiento legal, según un estudio conjunto de Colombia Fintech y la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF).

Esta contracción ha significado entre 1,2 y 2,2 millones de créditos menos en el mercado formal, afectando especialmente a los sectores más vulnerables de la población.

El riesgo del crédito informal

Ante las restricciones del crédito formal, muchos ciudadanos acuden a mecanismos informales como el “gota a gota”, con consecuencias graves.

De acuerdo con cálculos de ANIF basados en la Encuesta de Endeudamiento, la tasa promedio en mecanismos formales es del 30,7%, mientras que en medios no formales puede llegar al 164,6% en cadenas, 185,7% con “proveedores” y hasta un 382,2% en el caso del “gota a gota”. Estas cifras reflejan con crudeza el costo de la exclusión financiera.

Gabriel Santos, presidente de Colombia Fintech, lo resume así: “La tasa de usura condena a los colombianos a créditos ilegales. El control excesivo no solo restringe la inclusión financiera, sino que expone a las personas a tasas mucho más altas y a condiciones abusivas, sin ninguna protección”.

¿A quiénes afecta esta política? Impacto por actor del ecosistema financiero

El efecto de la tasa de usura no es homogéneo. Afecta de forma distinta a los diversos actores del ecosistema financiero:

  • Bancos tradicionales: Limitar la tasa de interés máxima hace que los bancos concentren su oferta en perfiles de bajo riesgo, dejando por fuera a independientes, pequeños empresarios y trabajadores informales.
  • Fintechs: Estas empresas, que podrían ser aliadas clave para la inclusión financiera, se ven limitadas por las regulaciones vigentes. Las restricciones frenan su capacidad de innovación y de ofrecer soluciones para poblaciones no bancarizadas.
  • Microfinancieras: Este sector, clave en regiones con bajo desarrollo financiero, enfrenta dificultades para cubrir sus costos operativos. La baja rentabilidad limita su capacidad de crecimiento y cobertura. 

¿Cuál es la situación actual del acceso al crédito en Colombia?

Según el Reporte de Inclusión Financiera 2023 de Banca de las Oportunidades, apenas el 35,3% de los adultos en Colombia tiene acceso a productos crediticios formales. Esto refleja una brecha considerable en el acceso al crédito.

Gloria Urueña, directora ejecutiva de COLCOB, destacó que solo 13,5 millones de colombianos tienen un producto de crédito formal. También reconoció el papel creciente de empresas de telecomunicaciones y comercios en la inclusión, aunque advirtió sobre los desafíos en la calidad de cartera.

La necesidad de revisar la tasa de usura

José Ignacio López, presidente de ANIF, ha sido claro: “La caída de la tasa de usura puede excluir a los más vulnerables”. Si las entidades financieras no pueden cobrar tasas que compensen el riesgo, simplemente dejan de prestar.

Gloria Urueña enfatizó que, aunque hay avances, los esfuerzos aún son insuficientes. Se necesita revisar la metodología actual de la tasa de usura y considerar ajustes que permitan ampliar la inclusión financiera sin poner en riesgo al consumidor.

Otras soluciones para ampliar el acceso al crédito

Urueña también resaltó el papel de las empresas asociadas a COLCOB como una vía efectiva para la recuperación de cartera y para mantener a los clientes dentro del sistema formal.

En conclusión

La inclusión financiera no es solo una meta social, sino una condición para el desarrollo económico del país. Regular la tasa de usura con una mirada más equilibrada podría ser el primer paso hacia un sistema financiero más justo y accesible para todos.

 

Contenido por:  COLCOB – ASOACIÓN COLOMBIANA DE LA COBRANZA