La nueva iniciativa de la Ley de Borrón y Cuenta Nueva ha generado un intenso debate en el ámbito financiero y económico colombiano, especialmente en cuanto a sus efectos en la cultura de pago del país.

La Ley 2157 de 2021, conocida como Borrón y Cuenta Nueva, tuvo un impacto significativo en la recuperación de cartera, incentivando a clientes en dificultad a ponerse al día con sus obligaciones. Sin embargo, también evidenció que algunos solo pagaron un porcentaje de sus deudas, aprovechando la oportunidad para limpiar su historial crediticio sin saldar completamente sus compromisos.

Si bien esta ley puede parecer un alivio para quienes enfrentan dificultades financieras, es fundamental considerar las consecuencias a largo plazo.

La versión 2.0 de esta iniciativa promete eliminar los reportes negativos en centrales de riesgo, facilitando así el acceso al financiamiento. A pesar de ello, esta medida podría generar desconfianza en las entidades financieras, dificultando el acceso al crédito para aquellos sin un historial crediticio sólido.

Históricamente, los colombianos se han destacado por su buena conducta de pago, un valor que debe preservarse, sin embargo, las amnistías crediticias podrían incentivar una cultura de no pago que afectaría el sistema financiero formal. Las estadísticas muestran que el 70% de los clientes que obtuvieron créditos tras la ley de Borrón y Cuenta Nueva de 2021 volvieron a caer en mora, sugiriendo un efecto contrario al deseado.

Si bien esta ley puede parecer beneficiosa a corto plazo, es esencial evaluar cuidadosamente sus posibles repercusiones a largo plazo. Fortalecer una cultura de pago responsable en Colombia debe ser prioritario, promoviendo siempre el diálogo constructivo entre todas las partes involucradas.