Después de más de dos años de retrocesos, la cartera de crédito en Colombia registra una leve señal de recuperación. Según el informe de la Superintendencia Financiera, con corte a mayo de 2025, el saldo bruto de la cartera ascendió a $725,3 billones, con una variación real anual de +0,3%, la primera cifra positiva en 25 meses. Además, el indicador de profundización, que mide la cartera como proporción del PIB, se ubicó en 41,5%, sugiriendo una lenta reactivación del crédito frente al tamaño de la economía.

Sin embargo, esta mejora no debe interpretarse como una recuperación sostenida. El leve crecimiento obedece más a factores técnicos —como la caída de la inflación y la reducción de castigos— que a un repunte firme en el otorgamiento de nuevos créditos.

Establecimientos de Crédito: el eje del crédito y del riesgo

Los Establecimientos de Crédito (EC), que agrupan a bancos, compañías de financiamiento, corporaciones financieras y cooperativas de carácter financiero, siguen siendo el núcleo del sistema financiero colombiano: concentran $671,5 billones en cartera, $1.059 billones en activos totales y generaron utilidades por $5,5 billones, con un crecimiento interanual del 71,5%.

A continuación, se detallan las modalidades por desempeño, según la variación real anual de mayo de 2025:

Entre sus principales resultados:

  • Cartera comercial: creció por sexto mes consecutivo con una variación real de +1,4%, tras 18 meses en terreno negativo. El crédito corporativo y el factoring impulsan esta recuperación, aunque los portafolios orientados a pymes y microempresas siguen mostrando caídas.
  • Cartera de vivienda: mantiene buen comportamiento, con +4,9% real anual, sostenida especialmente por el segmento
  • Cartera de microcrédito: muestra +2,8% real anual, consolidando más de cuatro años con variaciones positivas.

Consumo: aún en contracción

El crédito de consumo es el segmento más afectado. Aunque tuvo una variación nominal positiva de 0,3%, al ajustarlo por inflación el resultado es una caída real del -4,5%. Este comportamiento se explica en gran parte por el mal desempeño del producto de libre inversión (-9,4%), seguido por el crédito rotativo (-18,1%) y el de vehículo (-5,1%). Solo el crédito de consumo para empleados mostró señales positivas, con una variación real anual de +6,0%.

Para las entidades y operadores del sector, esto refleja una desaceleración estructural en el consumo financiado, asociada a la precaución del sistema frente al riesgo de sobreendeudamiento de los hogares.

Calidad, mora y provisiones: la otra cara del crédito

Aunque el saldo de cartera vencida cayó a $32 billones, con una variación real anual de -14,4%, esto no necesariamente refleja una mayor capacidad de pago de los deudores. La reducción se debe en buena parte a castigos contables, especialmente en consumo (que representa el 76% de los castigos del mes).

El indicador de calidad de cartera —relación entre saldo vencido y cartera bruta— mejoró y se ubicó en 4,4%. Por modalidad:

En paralelo, las provisiones totales se redujeron 6,9% en términos reales. Muchas entidades están desacumulando provisiones contracíclicas y utilizando el colchón constituido en años anteriores. Aun así, el indicador de cobertura por mora subió a 130,5%, lo que significa que, por cada peso en mora mayor a 30 días, el sistema tiene $1,30 en provisiones.

¿Y el sector de cobranza, recuperación y BPO?

Aunque la cartera vencida ha disminuido, el volumen de cuentas castigadas sigue siendo alto, especialmente en consumo y comercial. Esto representa una oportunidad para el ecosistema de cobranza y recuperación, que continúa recibiendo flujo de cuentas castigadas y exigentes en términos de gestión.

No obstante, el reto es mayor:

  • Menor dinamismo en el crédito nuevo
  • Presión sobre la eficiencia operativa
  • Necesidad de segmentar mejor los portafolios.

Este entorno exige estrategias más inteligentes, sostenidas por analítica de datos, modelos predictivos y esquemas de contacto efectivos, sin perder de vista la gestión ética del riesgo y la protección al consumidor.

En conclusión, la cartera está comenzando a moverse, pero aún no despega con fuerza. Para el sector financiero, y particularmente para los actores del crédito, la cobranza y el BPO, el mensaje es claro: la recuperación no está garantizada.

El entorno actual exige adaptabilidad, eficiencia y visión estratégica, con un enfoque orientado a la sostenibilidad del crédito y la recuperación responsable.

Contenido por:  COLCOB – ASOACIÓN COLOMBIANA DE LA COBRANZA