En recuperación de cartera, lo que se dice importa, pero cómo se dice puede definir el resultado. Un tono fuera de lugar, una palabra inadecuada o la falta de empatía pueden cerrar la posibilidad de negociación en segundos. Hasta hace poco, estos matices dependían del “instinto” del operador. Hoy, la tecnología nos da una opción más objetiva: el análisis de sentimientos.

No es adivinar: es interpretar con datos

El análisis de sentimientos no intenta leer mentes. Lo que hace es detectar patrones emocionales en el lenguaje, ya sea hablado o escrito. Utiliza modelos de procesamiento de lenguaje natural (NLP), entrenados para identificar señales como enojo, frustración, apertura, evasión o calma. En el contexto de la cobranza, esto permite analizar las respuestas de los deudores en tiempo real o de forma retrospectiva, para ajustar el enfoque. Ese ajuste puede ser la diferencia entre cortar el contacto o lograr un acuerdo de pago

Por ejemplo, si un sistema detecta que una persona muestra signos de molestia o angustia durante la llamada, puede activar automáticamente un cambio de canal o escalar el caso a un operador con enfoque conciliador. Si, por el contrario, identifica tranquilidad o disposición, puede sugerir ofrecer una alternativa concreta en ese momento. No se trata de reemplazar al operador, sino de darle herramientas más precisas para actuar mejor.

Estrategia con empatía: menos fricción, más efectividad 

El impacto de esta tecnología no es menor. En lugar de escalar la insistencia, el análisis de sentimientos permite refinar el contacto, hacerlo más preciso, más adaptado al momento emocional del cliente.

Y esto no solo mejora los indicadores de contacto efectivo o recuperación. Mejora también la experiencia del deudor, que percibe un trato más justo, más humano y menos invasivo. En sectores donde la reputación puede jugar un rol importante —por ejemplo, con grandes emisores, entidades reguladas o clientes retail— esto se convierte en una ventaja competitiva.

Además, permite reducir errores críticos: contacto con personas en situación vulnerable, respuestas desproporcionadas a usuarios sensibles, o incluso repetir intentos sin considerar el estado emocional del interlocutor. Todo eso se puede evitar con datos que antes no se consideraban.

Ética como parte del sistema

Ahora bien, detectar emociones implica también responsabilidad. El respeto por el deudor debe guiar el diseño y el uso de estas herramientas, no solo por ética, sino porque la confianza es hoy un valor estratégico.

En países como Perú, Colombia y México, donde las leyes de protección de datos personales y derechos del consumidor son cada vez más estrictas, esto no es solo una cuestión ética: es también un factor de cumplimiento legal. La tecnología debe estar alineada con los marcos normativos desde el diseño.

Tecnología para escuchar mejor, no para hablar más (H2)

Uno de los errores comunes cuando se implementa tecnología en recuperación es usarla para amplificar: más intentos, más flujos, más automatización. Pero el análisis de sentimientos va en la dirección contraria. No se trata de hablar más, sino de escuchar mejor.

De entender cuándo un cliente necesita espacio. Cuando está listo para dialogar. Cuando una conversación puede convertirse en acuerdo y cuándo es mejor pausar. Esa información no reemplaza la estrategia, pero la afina. Y, sobre todo, reduce la distancia emocional entre el deudor y el proceso.

Una visión compartida 

La recuperación de cartera del futuro no se medirá solo en promesas de pago, sino en la calidad de las conversaciones. Escuchar mejor al deudor, adaptar la estrategia a su estado emocional y cumplir con estándares éticos y normativos permitirá a las entidades financieras y BPO lograr mejores resultados de manera sostenible.

Empresas como Liquitty impulsan esta visión al integrar herramientas de análisis de sentimientos que no buscan hablar más, sino entender mejor. En un sector donde cada interacción cuenta, esta diferencia es la que convierte un contacto en un acuerdo y un proceso en una relación más inteligente, efectiva y respetuosa.

Publirreportaje por:LiquityAsociados COLCOB