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Caída histórica en la cartera de consumo en Colombia
El año 2023 marcó un periodo de desafíos económicos para Colombia, con un crecimiento de apenas el 0,6%, tasas de interés aún elevadas en un 12,75% según el Banco de la República y una inflación persistente en el 8,35%. Estas condiciones adversas han dejado su huella en los bolsillos de los ciudadanos colombianos.
Uno de los indicadores más reveladores de esta situación es el declive significativo en la cartera de consumo, que ha experimentado su mayor caída en más de dos décadas. Los últimos datos del Banco de la República muestran que esta cartera disminuyó a 205,5 billones de pesos en enero de 2024, marcando un descenso del 3% en comparación con el mismo periodo del año anterior.
El consumo juega un papel crucial en la economía colombiana, representando aproximadamente el 78% del Producto Interno Bruto (PIB). Por lo tanto, esta disminución en la cartera de consumo, la peor registrada desde el inicio de los registros, incluso superando la crisis del 2009, es una señal preocupante que sugiere un posible bajo crecimiento para el primer trimestre de 2024.
Pero este no es el único indicador que enciende las alarmas. Las deudas en mora de los colombianos, con más de 30 días de retraso en los pagos, alcanzaron cerca de 35 billones de pesos hasta noviembre, con un crecimiento real anual que supera el 29,1%. Esta tendencia, impulsada principalmente por la morosidad en modalidades como microcrédito, consumo y comercial, añade presión adicional a la economía.
A pesar de un ligero aumento del 2,9% en la cartera total hasta enero de 2024, llegando a 646 billones de pesos, este crecimiento ha quedado rezagado con respecto a la inflación, que se sitúa en el 8,35% en enero.
El deterioro en la calidad de la cartera es otro aspecto inquietante. Según la encuesta de percepción sobre riesgos del sistema financiero del Banco de la República, el 53% de los participantes identifican este deterioro como el riesgo más relevante en términos de estabilidad del sistema en los próximos 24 meses.
Además, con un índice de morosidad del 5,20% para el total del portafolio hasta noviembre de 2023, se observa un incremento en la mora, especialmente en la cartera de consumo, que registra un preocupante 8,4 por ciento.
Sin embargo, hay indicios de una posible recuperación en el horizonte. Algunos expertos consideran que en el segundo semestre de 2024 podría haber una tendencia positiva, aunque no necesariamente un crecimiento. Factores como una economía potencialmente más dinámica y la reducción de las tasas de interés a lo largo del año podrían contribuir a esta recuperación.
Y es que la reciente situación económica del país obligó a las instituciones financieras a redefinir los componentes de sus modelos operativos de cobranza, con el objetivo de aumentar el nivel de recuperación y reducir los costos lo que demuestra los grandes desafíos económicos que enfrenta el sector. Si bien hay esperanzas de una mejora en el futuro, es crucial abordar de manera efectiva los problemas subyacentes para garantizar una recuperación sólida y sostenible.