En el Día Internacional de la Mujer Emprendedora, la cofundadora de Nubank Cristina Junqueira alerta en Forbes Women sobre la baja presencia de mujeres en el liderazgo de startups.


Ser mujer emprendedora es una decisión valiente. Se da al romper estereotipos y trae como resultado la transformación del entorno a través del impacto positivo que aportamos a la sociedad. Es una opción de vida cada vez más elegida por muchas mujeres, que se evidencia en la forma como hemos logrado ganar terreno en el liderazgo y la creación de empresas para llegar a lugares que, hace unos años, se pensaban exclusivos para hombres.

Las cifras reflejan nuestro progreso. Según datos del GEM (Global Entrepreneurship Monitor 2020/2021), una de cada cinco mujeres, o más, está creando o dirigiendo una nueva compañía en América Latina y el Caribe. Aún así, a pesar de estos avances, que no son menores, estoy convencida de que hay lugar para que la inversión en la región pueda mejorar, pues como lo revela el informe “Catalizando la Igualdad”, realizado por Value for Women para ONU Mujeres* solo el 5% del financiamiento en Latam y el Caribe se destina a empresas lideradas por mujeres.

Invertir en startups fundadas por mujeres no es únicamente una declaración poderosa, es una decisión inteligente. Cifras de este mismo informe revelan que las empresas fundadas por mujeres logran generar más del doble por cada dólar invertido, que aquellas fundadas por hombres.

Sumado a la baja tasa de inversión, aún son pocas las que dan ese salto, mucho más si es encaminado hacia empresas de base tecnológica, lo que hace que las cifras sigan siendo bajas ¿Por qué pasa esto?

Cuando decidí emprender, abandoné mi trabajo sin saber qué me depararía el futuro, pero con la convicción de que debía dedicar mi tiempo en algo que mejorara la calidad de vida de las personas. Fue entonces cuando conocí a David Vélez y empezamos a discutir la idea de crear Nubank; lo demás es historia. Este no es el caso de tantas otras mujeres que como yo, aspiran cambiar el mundo. Muchas se encuentran en el camino con barreras como estereotipos y sesgos. Otras simplemente no tienen referentes que las alienten a seguir sus sueños.

Desde la infancia, se anima menos a las niñas a interesarse por ámbitos como la tecnología, la ciencia o las finanzas y esta brecha de género se hace aún más evidente en la educación superior. Así lo reconoce la UNESCO, en su informe ´Descifrar el código: la educación de las niñas y las mujeres en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM)´ en el que evidencia que las jóvenes representan tan solo el 35% de todos los estudiantes matriculados en el mundo en lo referente a materias STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería o Matemáticas por sus siglas en inglés). Otro punto que llamó mi atención en este informe, es que entre las disciplinas con el menor número de matrículas femeninas están ingeniería, manufactura y construcción, ciencias naturales, matemáticas, estadísticas y TIC.

Puedo hablar por mi experiencia. En mi carrera, por lo general, siempre fui la única mujer en casi todos los entornos. En la universidad, era un ambiente mayoritariamente masculino.

Una encrucijada en términos de equidad, pues las mujeres al no ser estimuladas a perseguir estos caminos o, más grave aún, al creer que no son para ellas por su género, se están perdiendo una gran oportunidad de desarrollo personal y profesional. Más aún, teniendo en cuenta que estos sectores, en particular, son algunos de los más rentables y exitosos y que, según el Foro Económico Mundial, cerca de 150 millones de nuevos empleos tecnológicos serán requeridos en los próximos años.

Esto me motivó y me hizo querer hacer las cosas de manera muy diferente, y buscar inspirar y alentar a todas aquellas mujeres que hoy se preguntan si lo lograrán y si tomaron la decisión adecuada.

En Nubank, por ejemplo, nos comprometimos públicamente a llegar al año 2025 con al menos un 50% de mujeres en puestos de liderazgo y contratar a cerca de 3.300 empleadas en los próximos cinco años. En la actualidad, más del 44% de nuestros equipos están formados por mujeres, y el 61,3% de los empleados que ocupan puestos de liderazgo se declaran pertenecientes a un grupo subrepresentado.

Estoy convencida que el mejor camino para lograrlo es empoderarnos las unas a las otras para desafiar el status quo y dar el paso a emprender y a liderar. Cuestionemos la forma en que se han hecho las cosas tradicionalmente, repensemos los procesos de manera que se eliminen los prejuicios y nos permita demostrar que las mujeres tenemos ese gran potencial.