El dinamismo de los establecimientos de crédito en Colombia ha mostrado una consistencia notable con el proceso de ajuste económico, destacándose por su solvencia y liquidez por encima de los mínimos requeridos. Según la Superintendencia Financiera de Colombia, los activos totales del sistema financiero alcanzaron $1.005 billones de pesos en febrero de 2024, a pesar de una disminución del 5,9% al compararlo con el mismo mes del año anterior.

La cartera bruta, uno de los indicadores clave, se situó en $684,9 billones de pesos, mientras que la cartera comercial experimentó una caída del 5,1%, llegando a $344,6 billones de pesos. Sin embargo, la cartera de consumo registró una de las caídas más considerables disminuyendo el 10,6% y llegando a $206 billones de pesos. Por el otro lado de la moneda se evidencia que la cartera de vivienda presentó un modesto aumento del 1,3%, ascendiendo a $116 billones de pesos y el microcrédito mostró un incremento del 2,6%, alcanzando los $18,7 billones de pesos.

Justamente el ente regulador señala que el microcrédito mantiene su dinamismo, principalmente en los montos menores a 25 salarios mínimos mensuales legales vigentes (SMMLV), pero la preocupación se centra en el crecimiento elevado de la cartera vencida la cual alcanza un 59,74% a febrero de 2024.

En cuanto a la calidad de la cartera, el índice de morosidad se sitúa en un 5,76%, con una cobertura por mora del $106,33%, reflejando una gestión prudente por parte de los establecimientos de crédito.

Sin embargo, el panorama económico global presenta desafíos significativos. La Superintendencia Financiera identifica riesgos al alza en la inflación, así como una posible afectación del sistema financiero por una reducción lenta de la tasa de interés de política monetaria. A nivel internacional, las tensiones geopolíticas y la volatilidad de los mercados generan una mayor aversión al riesgo.

En el ámbito local, se proyecta un modesto crecimiento económico del 1,1% para el año en curso, con una expectativa de aceleración en el segundo semestre, aunque persisten riesgos como el Fenómeno de El Niño para el primer semestre. La caída en la inversión y su impacto en la recuperación económica son preocupaciones adicionales, así como el ajuste en el mercado laboral, que anticipa una desaceleración en la generación de empleo.

A pesar de estos desafíos, las condiciones financieras internacionales muestran cierta estabilidad. En este contexto, la solidez y la adaptabilidad del sistema financiero colombiano son activos valiosos para enfrentar los retos económicos tanto a nivel nacional como internacional.